El ingenio de la escalera: reflexiones sobre la enseñanza
del español como lengua extranjera
María José Richter
Mi nombre es María José Richter, tengo 23 años y nací en
Bolivia. En este momento vivo en Lyon, Francia. Soy asistente de español en dos
lycées. Estudié literatura y francés como profesión. Hace unas semanas comencé
el Curso de formación ELE en el Instituto Cervantes de París. En este primer
blog, en ese sentido, quiero compartir algunas reflexiones sobre la enseñanza
del español como lengua extranjera. Todas ellas se originan en las discusiones de
las clases de este curso, de mi corta experiencia como profesora en distintas
ocasiones y diferentes espacios, pero, sobre todo, del haber sido una alumna. Los
puntos que ahora me interesa rescatar son cinco: cómo debe ser el profesor ideal,
qué metodología debe adoptar, qué debe enseñar, cuál es el papel de la
gramática en la enseñanza del español y, finalmente, qué pasa con los errores
que los alumnos cometen. Además, compartiré mi PLE (Entorno Personal de
Aprendizaje) como una herramienta para el profesor y la administración de sus
fuentes de formación y un juego Kahoot para una actividad dinámica con los
alumnos.
Antes de seguir avanzando me gustaría responder la
siguiente pregunta para que nos de algunas luces de lo que este blog propondrá:
¿Por qué El ingenio de la
escalera?
“L’esprit de l’escalier” (“El ingenio de la
escalera”) es una expresión francesa trabajada por Denis Diderot en su Paradoxe
sur le comédien y hace referencia a la escalera de los oradores, quienes
suelen acordarse de un argumento e idea cuando ya están bajando las gradas. En
otras palabras, “El ingenio de la escalera” es la respuesta que podríamos haber
dado, que recién se nos ocurre, pero ya es demasiado tarde. Esta expresión me
hace pensar, casi de inmediato, en el proceso de aprendizaje de una nueva
lengua. Por un lado, cuando somos principiantes y nos hacen una pregunta en el
nuevo idioma, no sabemos qué responder o respondemos con algún error, pero,
muchas veces, nos llega la respuesta correcta unos minutos mas tarde. Por otro,
cuando ya dominamos la nueva lengua, solemos pensar en nuestro idioma materno,
pero también en aquel que acabamos de aprender. Esta frase detalla, a la sazón,
el camino que atravesamos al aprender una lengua: subir y bajar la escalera con
o sin la idea, la frase, aquello que queremos decir. Pero, posteriormente, podemos
volver a formular lo que se nos acaba de ocurrir de una forma más ingeniosa
-como debería ser la enseñanza de un idioma-: jugando con el lenguaje.
¡Interesante título y explicación!
ResponderEliminarMira por dónde, he conocido esta expresión muy recientemente, en la última novela de esa máquinq de citar que es Vila-Matas.
ResponderEliminarY un poco al hilo de lo que dices, se me ocurre que en el aula, es preferible decirles a los estudiantes que no tenemos respuesta a lo que nos preguntan, que indagaremos y responderemos en la siguiente sesión, a improvisar una mala respuesta. A mí el espíritu de la escalera me visita con frecuencia...
Y a mí. Todo el rato...
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